
Verdaderamente Valdivia es pura agua, por abajo y por arriba: por abajo ríos, estuarios, humedales, riachuelos, inundaciones, pantanos y por arriba niebla y lluvia. Una vuelta por el aire bastan para confirmar lo que se intuye recorriéndola por calles y carreteras, y lo que se "sabe" de ver los mapas. Es mil veces más impresionanete verlo con los propios ojos. Aunque sea por 20 escuálidos minutos en los vuelos turísticos desde el aeródromo Las Marías. Para mi hija de 6 años fue una revelación: las vacas y las personas parecían hormigas (gritaba de emoción!) y dijo que nunca pensó que Valdivia fuera tan grande. En la foto de arriba, en la punta del cerro de la Isla, se ve mi casa.
