Jun 27, 2010



Otro encarguito fue conseguir una foto antigua de la quinta Voss, en Picarte, pero antes de buscarla quise ir a ver dónde estaba. Le pregunté a un señor muy amable si conocía la antigua quinta y me respondió "claro, era mía". He aquí al señor Voss. Su quinta, en el sitio desocupado y verde a la izquierda, la demolieron en los 40. Por internet me enteré que "La práctica del Golf en Valdivia se remonta al año 1912, en que integrantes de la colonia británica residente se reunían a jugar en una cancha de 3 hoyos en la Quinta Voss". Imagino las tardes de placer junto a la brisa del río, las señoras de vestidos blancos, los caballeros con sus palos hablando inglés británico, los refrescos bajo los toldos, las risas, las miradas, los perfumes. Pendiente queda conseguir la foto antigua.

4 comments:

Anonymous said...

Yo viví en la Quinta Voss hasta el 73. Por tanto la tienen que haber demolido después, no en los 40.

La Quinta Voss había sido hotel en su época. Dicen que también recibía "aloja-dos" por la noche o "por el rato", al estilo del Pato Rivera del cual a lo mejor habrás oído algo, o al estilo de algún colega tuyo de la Austral --cuyo nombre me reservo-- que tiene algo así...

El Pato Rivera decía cosas como "Sí, ayer estuvo el Intendente con la fulanita y el Rector Haverbeck con la suya, pero yo Pato Rivera" y se pasaba el índice y pulgar de la mano derecha por frente de la boca para indicar que era muy reservado.

Tal vez cuentos! Lo de la Quinta Voss, quiero decir!

Entre paréntesis eso de "aloja-dos" lo tomé de un cartel de una pensión que había en la primera cuadra de la calle Baquedano, a mano derecha, entrando por Aníbal Pinto. Siempre me hizo mucha gracia ese cartel, aunque no sé si era error de escritura o un mensaje subliminal para los eventuales clientes y cllentas.

Para volver a la Quinta Voss, la casona era tan grande que daba para tres departamentos. En la planta baja vivía la dueña, la madre de Enrique Voss, y en la planta alta, había dos departamentos. Mi familia y yo ocupábamos uno. El otro lo ocupaba Childerico, un Profesor de Historia y su familia. Mi departamento tenía dos dormitorios que parecían potreros por lo grandes, al extremo que en el de mis hijas teníamos un columpio y un chinga-la-bomba. En el frente de la casona había un balcón separado por un tabique de la parte que le correspondía a Childerico. Como de alguna manera mi balcón era más grande que el de Childerico, me correspondía el asta de la bandera. Desde ese balcón, vi la marcha de la victoria que en septiembre del 70 caminó de la CORVI a la Plaza. Una gran masa de pobladores. Después de que hablara el Chicho desde los balcones de la FECH. Algo de eso rememoro en mi poema A la Memoria de Pedro Purísimo Barría:

http://tinyurl.com/2a2y56z

También en septiembre del 73, después de dejar a mi mujer e hijas en casa de mis suegros, pasé la noche detrás de las ventanas que daban al mismo balcón.

Ambas noches las pasé con una botella de pisco en el cuerpo. La tensión era tal que no las sentí. Nunca se me fueron a la cabeza y a la mañana siguiente estaba tan fresco como lechuga. Alguien llamó a la puerta. Era Enrique Voss con una bandera en la mano. Lo hice pasar y le pedí que se sentara... "Mire, don Enrique, para Ud. ésta es una celebración. Para mí, como Ud. sabe, es un día de duelo. En los últimos tres años, en varias ocasiones, pude haber izado una bandera en el balcón de mi departamento, pero no lo hice por respeto a Ud. y su madre. Por tanto, le pido que no la ponga en mi balcón."

Después de unos cuantos tiras-y-aflojas, decidió sacar el asta y ponerla en el balcón del Childerico.

Años después, cuando regresé a Chile, todavía en dictadura, lo encontré en el Edificio Prales donde tenía una tiendita de de regalos. Sólo le escuché quejas de lo mal que iba el negocio.

La otra historia que te puedo contar tiene que ver con el boliche que quedaba al frente. No sé si en la planta azul o roja, a mano izquierda de tu foto del señor Voss. La dueña era una señora con nariz de pickle. Un buen día, con unos compañeros de la Austral, aprendimos a hacer "aguardiente" siguiendo una receta que combinaba alcohol puro y agua destilada. Hicimos dos damajuanas de 15 litros de este "aguardiente" y le llevé "una prueba" a la dueña del boliche para ver si me la comproba. Ella me preguntó si sería "de la buena", olió la botella, bebió un poco en un vasito y se echó otro poco en las manos, se las refregó, olió y exclamó "Es de la buena!" De ahí en adelante, le llevé todos los meses 30 litros! "De la buena"!.

Bueno, hasta aquí!

Gracias por buscar la casona que fue mi casa. Ojalá puedas conseguir una foto!


Germán

Anonymous said...

si aun interesa, puedo conseguir fotos de la antigua Quinta Voss

elisa cordero said...

ENCANTADA! creo que a Germán Westphal le va a encantar la idea! ¿cómo nos contactamos?

Anonymous said...

Contactame a jvoss61@gmail.com