Sep 27, 2005
La feria fluvial, que según unas estudiantes mías es un "rito urbano" de los valdivianos ¿Por qué rito urbano? Porque más que ir a la feria por los productos que se encuentran, la gente va allí por el lugar, por el río, por el ambiente, por los olores, por encontrarse con los conocidos del sábado, porque siempre han ido! Muchos de los comerciantes llegan con sus productos en bote, por el río, desde Punucapa y otros lugares. Antes la gente vendía sus cosas desde los botes, pero como más de alguno se cayó al agua entre moneda y moneda, la municipalidad habilitó un pedazo de suelo para el intercambio. Hace poco le pusieron toldos de colores. Un enterado me contó que ahora quieren sacarla de ahí...sería como sacarle el corazón a Valdivia! La feria ofrece todos los días, pero especialmente el sábado, sus exquisiteces. No quedan ajenas a ellas los lobos marinos, quienes reciben las sobras antes que las gaviotas y los cormoranes. (Que algún ornitólogo me corrija ) Aqui en la foto, a la izquierda, esta el que casi le saca la cara al candidato, por intruso. Porque para acercarse a los animales hay que tener feeling, sensibilidad, escucha, no es cosa de llegar con la prepo y creer que con eso tienes las puertas abiertas. Nooooo, pues....Panchito se lo dejó bien clarito.
Sep 21, 2005
Hoy pasé a sacarle una foto a la dueña del local "La Ruca Indiana". Ella se llama Lucila Geywitz, tiene 78 años y me estuvo contando que hace 45 años tiene este local, que lo heredó de su esposo, cuando él murió en febrero del año 60. Luego vino el terremoto, en mayo del mismo año. Pero el verdadero terremoto para ella fue la muerte de su esposo. Tal como comenta Alejandro Medina en el post anterior,la tienda es antigua, tiene más de 80 años y antes estaba en el paseo Libertad, pero no en el local de "Juntos Podemos" sino más hacia el río, en el edificio con torre que ahora es del CECS. El dueño de ese edificio era Félix Schiller, quien después lo vendió a un español bueno para el garabato, Jesús Brieva. Para el sismo, el techo del local se vino abajo, y ella estuvo un año entero sin trabajar. La señora Lucila atiende ahora en su local con Celso Triviño, uno de los pocos talabarteros que van quedando en la región. Aquí, ella sonríe para la foto, jugueteando nerviosa con su blanca camelia.
Sep 20, 2005
Vista de un hoyo en la ciudad, que sirve de estacionamiento, de barrial, de pampa, de cualquier cosa. Wim Wenders dice, en su charla a los arquitectos japoneses (ver libro The act of seeing), que él ama estos vacíos en la ciudad de Berlin, que permiten que cualquier cosa ocurra, que la ciudad aún no esté terminada. Sin embargo, yo creo que en Valdivia hay demasiados hoyos, lo que falta acá es materia, para que permita que ocurra el ser ciudad. La ruca Indiana (en la foto)es un boliche donde atiende una señora viejita, teñida de negro, muy amorosa. Vende artesanías, canastas, escobas, ponchos. La vitrina la tiene igual desde que llegué a Valdivia, hace 5 años. Esta llena de polvo y telarañas. Esta calle se llama Camilo Henríquez, en honor al ilustrado independentista que nació en este pueblo el 20 de julio de 1769, cuatro años antes que se abrieran los primeros cafés en la ciudad de Santiago.
Sep 13, 2005
Este es el gran Him Rivera, artista visual valdiviano, vecino de Las Animas, en la puerta de su casa. Him estudió publicidad en Santiago, pero siempre su camino ha ido por el lado del arte. Ha hecho instalaciones, pintura y escultura. Ha expuesto varias veces en forma colectiva e individual. Su obra es abstracta, y a veces conceptual. En las pinturas utiliza pigmentos ocres, negros, blancos, en gruesas capas y generalmene introduce objetos ajenos a la pintura como pedazos de lata, hilos, cartones. El díaque estuve en su casa me mostró varias pinturas que incluyen pedazos de fotos de su amada platónica, la Penélope Cruz. Trabaja ahora en un objeto con un sesgo algo social, que incluye guantes negros en una caja. Him es un outsider, un artista que no vende la pomá, que trabaja honestamente, que es fiel a su arte hasta las últimas consecuencias.
Sep 9, 2005
Esta es la entrada por Philippi a los Barrios Bajos, desde la calle Bueras. Es una vista típica de Valdivia, tan típica, que nadie la ve. Las calles parchadas, medio adoquin, medio pavimento, medio barro. En invierno esto es una laguna, no se puede pasar. El boliche de la esquina, donde tan apasionadamente se besan estos cabros valdivianos, cierra durante la inundación y el dueño sube los refrigeradores arriba de cajones para que no se le echen a perder los motores.
Ahora, el cielo cableado y azul, las sombras arrastradas del atardecer pre-primaveral, una sensación de placidez sureña, de tiempo sin reloj, de sopaipillas que pueden esperar milenios sobre la cocina a leña, sin enfriarse.
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